Estamos aquí, pt. 2
En la segunda de tres partes, un ensayo fotográfico explora cómo las comunidades del West Side de Chicago insisten en la presencia y la dignidad frente al desplazamiento, revelando la persistencia de la vida donde otros sólo ven ausencia.
En Parte 1documentamos los rostros del desplazamiento en el West Side de Chicago. Pero más allá de los vagones de tren y las esquinas, se estaba desarrollando otra historia: la de la resistencia organizada.
Esta es la segunda parte: la infraestructura asistencial.
Este ensayo fotográfico explora el desplazamiento en el West Side de Chicago no sólo a través de la ausencia y la lucha, sino a través de las personas y los lugares que deciden formar parte de la solución. Destaca las formas silenciosas pero poderosas en que las comunidades se organizan para sostenerse mutuamente.
Estar al servicio significa aparecer en momentos de incertidumbre, crear espacios donde la dignidad permanezca intacta y recordar a quienes se sienten olvidados que siguen siendo vistos y queridos. Ante el desplazamiento -ya sea por la inseguridad de la vivienda, las dificultades económicas o la lenta erosión de la estabilidad-, la presencia se convierte en un acto radical.
La pastora Reshorna Fitzpatrick, de la Stone Temple Baptist Church de North Lawndale, encarna ese espíritu. Durante años, ella y su congregación han hecho de la iglesia algo más que un lugar de culto: es un santuario para quienes no tienen vivienda, padecen inseguridad alimentaria o simplemente necesitan un lugar donde respirar. Guiada por su creencia de que "mi superpoder es servir. Si no estoy sirviendo, no estoy viviendo", la pastora Reshorna sigue creando un espacio donde el cuidado, la dignidad y la comunidad son el centro de todo.



Miembro de la comunidad Kevin Hunt. | Genesis Falls/15 Oeste
Stone Temple se ha convertido en un centro donde se reúnen los vecinos y en un ancla para quienes navegan a la deriva de la incertidumbre. Su historia casi centenaria encierra historias de migración, derechos civiles y perseverancia colectiva. Hoy, bajo la dirección del pastor Reshorna, la iglesia sigue siendo un recordatorio de que la solución al desplazamiento no está sólo en las políticas o los sistemas, sino en los pequeños actos de atención que se extienden hacia fuera: servir comida, ofrecer conversación, proporcionar ropa y crear programas para los jóvenes.

Uno de esos actos de cuidado tiene lugar en los actos de distribución de alimentos de la iglesia. Una semana cualquiera, los escalones y las aceras de Stone Temple se llenan de cajas de productos frescos, alimentos básicos y comidas calientes a la espera de ser repartidos. Los voluntarios se mueven con rapidez pero con ternura, saludando a las familias y a los vecinos por su nombre.
No se trata de una transacción, sino de un momento de reconocimiento. Cada caja representa alivio, estabilidad y un recordatorio de que alguien se preocupa lo suficiente como para hacerse cargo de la situación. Para muchos, estas distribuciones son salvavidas que aligeran la carga del desplazamiento a medida que la comunidad interviene para compartir el peso.


A pocas manzanas de distancia, otra historia se desarrolla en el huerto comunitario conectado a la iglesia. Lo que antes era un solar abandonado ahora florece con verduras, hierbas y flores. Es más que un huerto, es un símbolo de recuperación: un espacio marcado por el abandono se convierte en alimento. Los vecinos cuidan juntos la tierra, los niños aprenden de dónde vienen los alimentos y los ancianos comparten su sabiduría sobre la siembra y la cosecha. En una comunidad de la que a menudo sólo se habla en términos de escasez, el huerto es un lugar de abundancia. Los residentes saben que algo hermoso puede crecer en medio de la adversidad.



[IZQUIERDA] Señalización del Stone Temple Heritage Garden. [CENTRO] Lechugas esperando a ser recogidas. [DERECHA] Arte en mosaico de Lawndale. | Genesis Falls/15 Oeste
El West Side de Chicago arrastra tanto las cicatrices de la desinversión como la fuerza de comunidades que se niegan a desaparecer.
El desplazamiento es real aquí, pero también lo es la resistencia. Con demasiada frecuencia, las historias sobre estos barrios se reducen a titulares sobre delincuencia o pobreza. Lo que se pasa por alto son las profundas fuentes de creatividad, resistencia y liderazgo que surgen aquí cada día. La distribución de alimentos, el huerto, los programas de tutoría y las puertas abiertas del Templo de Piedra son recordatorios de que las comunidades no esperan pasivamente soluciones, sino que las crean. La pastora Reshorna Fitzpatrick nos recuerda a menudo que "una CommUnity es un lugar donde la gente comulga unida para establecer un ecosistema donde no exista la carencia".
Cada foto de este ensayo contiene a la vez quietud y movimiento, ausencia y presencia. Reflejan la dualidad del desplazamiento, estar aquí y no estar aquí, arraigado y desarraigado. También revelan la fuerza de la conexión, las formas sutiles en que las personas se mantienen firmes unas a otras. Estas imágenes no sólo se refieren a los sujetos, sino también al contexto y al entorno, y nos recuerdan que la historia de nadie existe de forma aislada.
Me he dado cuenta de que el servicio no siempre consiste en tener recursos, sino en la intención. La voluntad de reconocer realmente a alguien y hacerle un hueco. Para algunos, esto puede significar ofrecer una comida. Para otros, puede significar escuchar sin juzgar. Para la iglesia, ha significado desarrollar iniciativas que crean vías para la estabilidad, al tiempo que ofrecen recordatorios diarios de que quienes experimentan el desplazamiento no se definen por ello.
Esta serie no pretende idealizar la lucha ni sugerir que la resiliencia sustituye al cambio sistémico. Por el contrario, es una invitación a reconocer las capas del desplazamiento y el papel que cada uno de nosotros desempeña en la respuesta al mismo.
Ser de servicio es intervenir donde los sistemas no llegan. Ser de la comunidad es comprender que el bienestar de uno está ligado al bienestar de todos.




Cataratas Génesis/15 Oeste
El espíritu de la comunidad es estar al lado, caminar con ella y compartir tanto la lucha como la esperanza. En el West Side, ese espíritu está vivo. Juntos, damos testimonio de ello.

